El diario Público viene ofreciendo interesantes clásicos en su Biblioteca de Pensamiento Crítico. Hace poco ha publicado de Rosa Luxemburgo Reforma o revolución (2009). En este trabajo en el que se polemiza agriamente con Eduard Bersntein y el ala derecha de la socialdemocracia alemana, hay ciertas reflexiones sobre los sindicatos, su función y sus límites que podrían ser de interés para confrontarlos con nuestra realidad actual. O al menos ese es el objetivo, siempre desde la connotación del sindicato en la teoría y práctica política de comienzos del siglo XX en el pensamiento socialista marxista y el papel dirigente del partido obrero desde una visión más generalista de la acción política. El tema que se anota proviene de la siempre complicada duplicidad de la acción de defensa colectiva entre la presencia en el mercado de trabajo y empleo y en la determinación de la organziación del trabajo y de la producción. Un debate que enlaza con la problemática posterior - años 20 del siglo pasado - de los consejos de empresa y de la socialización en Weimar. Pero que posiblemente se prolonga en el debate de los 60 - siempre del siglo pasado - sobre el operaismo italiano. Hay sin embargo en el debate actual mucha síntesis de estos problemas presentados como certezas y también tópicos que no son tan seguros. He aqui los párrafos escogidos.
"Los sindicatos, la reforma social y, agrega Bernstein, la democratización política del Estado son los medios para la realización progresiva del socialismo.
El hecho es que la función más importante de los sindicatos (como lo explicó el propio Bernstein en 1891) consiste en darles a los obreros el medio para realizar la ley capitalista del trabajo, es decir, la venta de su fuerza de trabajo al precio corriente del mercado. Los sindicatos permiten al proletariado utilizar a cada instante la coyuntura del mercado. Pero la demanda de trabajo creada por el nivel de la producción, la oferta de trabajo creada por la proletarización de las capas medias de la sociedad y la reproducción natural de la clase obrera y el grado momentáneo de productividad del trabajo, permanecen fuera de la esfera de influencia de los sindicatos. Los sindicatos no pueden derogar la ley del salario. En el mejor de los casos, en las circunstancias más favorables, pueden imponerle a la producción capitalista el límite "normal" del momento. No tienen el poder de suprimir la explotación misma, ni siquiera gradualmente.
En el futuro el movimiento sindical actual ejercerá una influencia cada vez mayor sobre la regulación de la producción, se dice. Pero por regulación de la producción hay que entender dos cosas: intervención en el dominio técnico de la producción y fijar la escala de la producción misma. ¿Cual es la naturaleza de la influencia que ejercen los sindicatos en ambos sectores? (...) Realmente el radio de acción de los sindicatos se limita esencialmente a la lucha por el aumento de salarios y la reducción de la jornada laboral, es decir, a esfuerzos tendentes a regular la explotación capitalista en la medida en que la situación momentánea del mercado mundial lo impone. Pero los sindicatos no pueden de ninguna manera influir de manera real en el proceso de producción. El desarrollo de los sindicatos aspira por contra a separar el mercado laboral de cualquier relación inmediata con el resto del mercado. (...) Inclusive dentro de los límites reales de su actividad, el movimiento sindical no puede expandirse ilimitadamente.
2 comentarios:
¿A donde quiere usted ir con esta reflexión importada del pasado? No le veo el destino, caballero.
Ni yo a usted el origen, joven. Me parece que el sentido del texto es simplemente el de connotar problemas vigentes del sindicalismo actual - su capacidad de regulación del precio del trabajo, su dificultad en contratar la organización del trabajo - a partir de unas reflexiones que provienen del pasado del movimiento obrero y de los debates formidables de comienzos del siglo XX
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