Las amenazas del presidente de los EEUU contra México han generado el rechazo por parte de las gentes de América - desde el norte al Sur- y de todas las personas que creemos en la convivencia pacifica entre las naciones. En México, el desacreditado gobierno de López Peña ha intentado reaccionar mediante un llamamiento a la unidad de los mexicanos. Nuestros amigos Oscar Alzaga y Nahir Velasco, abogados de ANAD, han elaborado un artículo en el que critican justamente esta posición y exigen un planteamiento realmente enraizado en la defensa de la ciudadanía de México frente a estas amenazas de los EEUU que vulneran además sus compromisos internacionales.
Ante
las amenazas de Trump
La unidad nacional de cúpulas, solo exhibe debilidad
Nahir Velasco y Oscar Alzaga
En la
reunión urgente de Los Pinos el 28 de enero de 2017, con los tres poderes,
secundados por partidos, autoridades locales, empresarios y líderes de
sindicatos, casi todas las cúpulas: aprobaron el llamado a la “unidad nacional”
de Enrique Peña Nieto, ante las brutales agresiones de Trump. Pero tal unidad
excluyó al pueblo. Por lo cual, solo puede exhibir una gran debilidad y teatro,
ante Estados Unidos
Por
definición la unidad se hace con la mayoría ciudadana, o es farsa. Repiten el
Pacto por México de hace 4 años, cuando a espaldas del pueblo pactaron las
reformas energéticas, sin consulta pública, sin respaldo de la soberanía
popular. El fracaso de las reformas está a la vista de todos: no trajeron
ningún beneficio al pueblo. Si en cambio: más pobreza, peores salarios, empleos
informales, más emigración, narcotráfico, delincuencia y muertos. Pero con
altos salarios a los tres poderes y muy altas ganancias al capital nacional y
extranjero.
Como
consecuencia de las reformas viene el “gasolinazo” y la inflación de enero, que
arrancaron protesta en todo México contra el gobierno. ¿De qué unidad pueden
hablar el gobierno y las cúpulas aduladoras?
¿Puede
haber unidad nacional? Sí, pero solo con el pueblo movilizado, participando.
Como fue con Juárez para expulsar a los franceses en 1867 o con Cárdenas el 18
de marzo de 1938, al expropiar las dos empresas más poderosas del mundo: la
Standard Oil y la Royal Dutch. Tenemos excelentes alternativas en nuestra
historia.
¿En
verdad quiere el gobierno el apoyo decidido del pueblo?: Entonces de inmediato debe
derogar la reforma energética y el gasolinazo. Así, casi automáticamente tendría
el apoyo de la mayoría. Pues la unidad nacional del 28 de enero solo exhibe una
nación dividida y débil, sin fuerza y capacidad de negociación. ¿Acaso cree el
gobierno de México que de eso no se dará cuenta el gobierno de Estados Unidos?
Pero
en nuestro tiempo no basta lograr una auténtica unidad nacional, porque vivimos
la era global, la peor del imperialismo. México necesita la alianza con los
países de Latinoamérica y el Caribe, así como de la solidaridad mundial, en el
marco de los derechos internacionales, para exigir el cumplimiento de los
derechos humanos y el derecho al desarrollo de las naciones del tercer mundo,
como México.
Si
el gobierno federal insiste en la falsa “unidad nacional” del 28 de enero, está
condenado al fracaso y a perder, de eso no hay duda. Pero debe ser claro que la nación si tiene alternativas ente la
agresión de EUA, eso debe quedar claro ante el mundo y entre todos nosotros.
El
muro de la frontera es una regresión histórica que afecta a toda la humanidad,
no solo a México y a Centro América. Igual que el racismo y la misoginia de
Trump, no solo agrede a los mexicanos y a las norteamericanas, es a todas las
personas con dignidad que respeten y exigen el respeto a los derechos humanos
universales.
La
política de Trump de imponer al mundo sus designios de un nuevo orden económico
mundial, a favor exclusivo de Estados Unidos, según Trump, rompe la paz y todos
los tratados y leyes internacionales de comercio. Al grado de querer imponer a
Europa y China sus condiciones, eso puede llegar a una confrontación a la que
nadie es ajena. Pero México es el primer agredido, el odio de Triump a los
latinos y mexicanos es contundente. Si Trump es un enfermo mental o no, no debe
frenar a nadie, ya que su agresividad brutal y desequilibrio están a la vista
de todo el mundo.
Por
otro lado, no se debe impulsar la militarización de México, esa en la que sueña
Peña Nieto, que niega la democracia, las elecciones de 2018 y el futuro
nacional. El Ejército en las calles es un fracaso del gobierno.
Hoy
es la hora del cambio, una hora de urgencia y alarma nacional, que llama a
todos a tomar conciencia, una posición y la decisión de luchar por México y por
la humanidad. Tenemos alternativas con el pueblo, nunca sin él; tenemos
soluciones con Latinoamérica y con el mundo, si sabemos actuar como una nación
que vive el siglo XXI y aprovechamos los derechos internacionales, en la era
globalizada, por el bien de los seres humanos y no del egoísta capital
trasnacional.