lunes, 1 de junio de 2009

¿Por qué no hay socialismo en los Estados Unidos?






La Revista de Derecho Social publicará una recensión sobre esta obra clásica de W- Sombart que se ofrece aquí como primicia




¿POR QUÉ NO HAY SOCIALISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS?

Werner Sombart. Capitán Swing Libros. Palencia, 2009, 230 pp.

La publicación de textos clásicos es siempre un acto de riesgo para las editoriales. A pesar de ello, algunas se arriesgan a dar a conocer al público del siglo XXI en español obras poco conocidas o simplemente ignoradas de personalidades relevantes de la sociología, de la economía o de la política del siglo pasado. La joven editorial Capitán Swing, que nace con la vocación de ofrecer un espacio a otras ideas que las que actualmente organizan las visiones del mundo – y que adopta ella misma el nombre del líder ficticio de las agitaciones campesinas inglesas de comienzos del siglo XIX – publica un texto de Sombart del año 1905 que en su momento fue muy bien recibido y que aún hoy se le considera una de las aproximaciones más interesantes a la sociedad americana. Es una obra que se sitúa históricamente entre el nacimiento del Partido Socialista en los USA en 1901 e inmediatamente después de la Exposición Universal de San Luis, en 1904, que, como subraya el presentador de la obra, Javier Noya, despertó el interés por aquella nación entre la intelectualidad europea y en especial la alemana, es decir en la Golden Era de aquella nación. El libro de Sombart, como historiador del socialismo y del capitalismo todavía en la órbita de las ideas progresistas, tiene como finalidad el estudio sobre “la historia del desarrollo del proletariado norteamericano”, que es el primer título elegido antes del más llamativo con el que hoy se le conoce, y plantea un conjunto de elementos que explican la pregunta desde el punto de vista político, económico y laboral en un contexto de crecimiento del socialismo en América, en donde destacaba la personalidad de Eugene Debs, y que habrían de desembocar en las reformas sociales del presidente Wilson.

Más allá de lo inmediato – lo histórico – de su análisis, el texto de Sombart plantea problemas importantes hoy que transcienden el contexto en el que la obra se desarrolla. En el muy interesante epílogo de Jerome Karabel, se anotan alguna de las interrogantes más decisivas al respecto, y en especial la disociación que se produce entre el trabajador americano en los lugares de trabajo y éste mismo como miembro de la comunidad en la que se integra como miembro más que como ciudadano, junto con un eficaz sistema de partidos que se afianzaba en una poderosa doctrina de la “soberanía popular”, que no excluía a los ciudadanos - hombres - del derecho de voto y mostraba una cierta capacidad de integración en los dos grandes partidos políticos americanos especialmente a partir de las comunidades locales. Pero también los defectos más sobresalientes del texto clásico de Sombart, en especial la ignorancia del fenómeno de la inmigración en la conformación del proletariado industrial de la minería o del acero norteamericano, y la sustitución de la identidad de clase por la identidad de pertenencia étnica en este grupo social. La historia de las luchas obreras en los USA, la creación del sindicalismo en ese país, las formas atípicas de organización obrera en los años de la gran depresión y la violencia sobre el proletariado militante, son hitos en el estudio de las organizaciones obreras que resultan de un interés actual muy notorio y al que sería bueno aproximarse desde la traducción de algunos otros trabajos y monografías que estudian esta cuestión todavía no disponibles en castellano. Pero en cualquier caso, el libro de Sombart es un buen (pre)texto para aproximarse a la construcción histórica y cultural de la clase obrera en el comienzo de la gran potencia mundial en que se habría de convertir los Estados Unidos de América.

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