El tiempo de trabajo se enlaza con los demás tiempos de vida hasta convertirse en inseparable de éstos. Para muchas personas el trabajo se desarrolla, sea por necesidad recurrente, sea por las sujeciones formalmente impuestas por la organización flexible – como las que se presentan en el modelo de “empleo sin mesa de trabajo” (deskless job) – en la casa, en las salas de espera de los aeropuertos, en el tren, en el hotel, en la autopista. Incluso en el plano del discurso la idea de la festividad, del día festivo igual para todos, resulta etiquetada como un fetiche del que hay que prescindir. El trabajo tiende a convertirse en un tiempo sin límites, y, a la vez, un no – lugar. Ambas nociones son propiedades contrarias al ejercicio de cualquier forma de ritualidad como la del reposo semanal. En la sociedad flexible, el trabajo se condensa en la fórmula 7 (dias) x 24 (horas)
Luciano Gallino: Il lavoro non è una merce. Contro la flessibilità. Edizioni Laterza, Roma – Bari, 2007.
(La foto está tomada en el aeropuerto de Lisboa, aunque no un 25 de abril).
Luciano Gallino: Il lavoro non è una merce. Contro la flessibilità. Edizioni Laterza, Roma – Bari, 2007.
(La foto está tomada en el aeropuerto de Lisboa, aunque no un 25 de abril).
1 comentario:
En esta orilla del rio Tordera, estamos muy preocupados por la falta de límites a la jornada laboral. Este indesinenter no nos permite disfrutar comme il faut de los desayunos sabatinos.
En muchas ocasiones, se ve interrumpida la tertúlia por una llamada telefónica requiriendo a Despertaferro para que acuda raudo y veloz al hospital para resolver un problema de salud.
Esto no es vida.
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