domingo, 8 de mayo de 2011

La fatiga solidaria de occidente con los movimientos democráticos árabes. Habla López Bulla.


En el blog Metiendo Bulla se ha publicado esta entrada intitulada la fatiga solidaria de occidente, que por su evidente interés se reproduce íntegramente a continuación.





LA FATIGA SOLIDARIA DE OCCIDENTE




Afirman las noticias que en Siria son ya cerca de mil las personas que han sido asesinadas por el Régimen en las revueltas populares; también en el Yemen la represión está haciendo de las suyas. ¿Dónde está la pulsión de la solidaridad internacionalista en esta vieja Europa? Lo digo porque con excesiva frecuencia se critica –desde luego con fundamento-- la desinhibición de los gobiernos llamados occidentales. Pero no veo por ningún lugar una respuesta adecuada por parte del asociacionismo democrático europeo. ¿Se trata de una desconfianza hacia tales revueltas porque no responden a los cánones? ¿O es una consecuencia más de los procesos de renacionalización que parecen estar al orden del día? ¿O se trata, puestos a pensar con suspicacia, de que la solidaridad internacionalista está, desde hace tiempo, en barbecho? ¿O puede ser que todavía se mantienen los viejos intereses eurocéntricos? ¿O es todo ello amasado, revuelto y metabolizado, incluso en el asociacionismo democrático? Si esto es así, valdría la pena aproximarse a las razones de esa fatiga solidaria.


Vale la pena recordar que el documento fundamental del Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos, que se celebrará dentro de poco en Atenas, arranca con este incípit: “Hay agitación en el Norte de África y Oriente Medio porque los pueblos árabes luchan para desalojar a los viejos dictadores brutales y corruptos y a sus regímenes autoritarios”. Lo que, a efectos declarativos, tiene su importancia, pero ahí se queda. De ahí que –sin ser excesivamente quisquilloso-- podríamos decir: “Amigos, podríais haber dicho algo más”. Quede claro que no se hace responsable a la CES de esa fatiga solidaria, ¡las cosas como son!. Porque, al menos en lo que a nosotros respecta, nunca tuvimos que esperar a ninguna autoridad para que supiéramos cómo reaccionar.


No hace falta decir que, en estos tiempos tan ásperos, el movimiento sindical (sin ningún género de dudas el sujeto más activamente comprometido) lleva un tiempo de sostenida acción colectiva con una ingente sobrecarga de trabajo haciendo frente a la durísima crisis económica. Ahora bien, la pregunta, así las cosas, sería: ¿esta sobrecarga de tareas es una lógica explicación o una excusa en esta fatiga solidaria con relación a las revoluciones democráticas de nuestras amistades del Magreb y Oriente Medio? Francamente, no lo sé. Pero la pregunta queda en el aire.


Lo que sabemos a ciencia cierta es que tales movimientos (todos ellos de una gran heroicidad) nos favorecen objetivamente también a nosotros. Sin embargo, parece claro que a las potencias occidentales no se les ha escapado el “peligro” de tales movimientos: prefieren que las cosas sigan como siempre, pues aquellas tiranías son una garantía para el status quo de la geopolítica y temen el resurgir de un polo que desequilibraría esa relación mundial de fuerzas. En resumidas cuentas, la fatiga solidaria les quita un peso de encima.

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