El segundo Informe mundial sobre salarios de la OIT pone de manifiesto el efecto de la crisis sobre los salarios en todo el mundo. En particular, muestra que el crecimiento mundial en salarios promedio reales se redujo a la mitad en 2008 y 2009 en comparación a años anteriores. Esto destaca cómo, mientras la crisis resultó dramática para quienes perdieron sus empleos, los salarios netos más bajos de lo esperado han seriamente perjudicado el poder adquisitivo y el bienestar de quienes lograron conservar sus empleos. El Informe ha sido muy comentado, como se aprecia en la fotografía. A continuación se incluye la introducción de este segundo Informe Mundial.
El Informe mundial sobre salarios 2008/09 analizó los salarios del período económico, en general favorable, que va de 1995 a 2007, mientras que el presente informe analiza los salarios en un contexto muy diferente. Los años 2008 y 2009 se caracterizaron por el revés económico más profundo desde la década de 1930. A raíz de una burbuja inmobiliaria y una crisis financiera, los Estados Unidos entraron en recesión en diciembre de 2007, después de una expansión económica de 73 meses iniciada en noviembre de 2001. A partir de ese momento, la recesión se extendió rápidamente desde su epicentro al resto del mundo, con una reducción del PIB mundial en 2009 por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Los esfuerzos sin precedentes realizados en política mundial contribuyeron a una recuperación mayor de la esperada en 2010, pero la perspectiva continúa siendo incierta. La crisis tuvo un efecto adverso serio sobre los mercados laborales. Dramáticamente, la tasa mundial de desempleo aumentó de un 5,7 por ciento de la fuerza laboral en 2007 a un 6,4 por ciento en 2009.5 Esto representa un aumento de casi 29 millones de personas, de una cifra estimada de 177,8 millones de desempleados en 2007 hasta 206,7 millones en 2009. Si bien el desempleo aumentó principalmente en las economías avanzadas, el impacto de la crisis en países en vías de desarrollo, de ingresos bajos y medianos (por lo general con sistemas de protección social más frágiles) se puede ver en un deterioro de la calidad del empleo y en una transición hacia formas de empleo más vulnerables. La evidencia proveniente de los países avanzados indica también que la crisis afectó el nivel de los salarios, el número de horas trabajadas y otras dimensiones de lo que OIT denomina “trabajo decente”. Sin embargo, hasta la fecha hay poca evidencia sistemática sobre los efectos de la crisis en estos indicadores de las condiciones de trabajo y empleo.
¿Cuál ha sido el efecto total de la crisis sobre los salarios promedio en diferentes partes del mundo? ¿En qué medida se ha desacelerado el crecimiento salarial dentro del contexto de caída en productividad laboral? Además, ¿cómo alteró la crisis la distribución del ingreso nacional entre trabajo y capital? Estas son algunas de las preguntas clave que intenta abordar la parte I de nuestro informe. Basándonos en datos disponibles del mayor número posible de países, proporcionamos una visión general de las tendencias globales en salarios durante la crisis. Sin embargo, es aún demasiado pronto para presentar una imagen definitiva: muchas de las oficinas nacionales de estadística están aún procesando y analizando los datos más recientes, en particular sobre la estructura de los salarios.
Las tendencias de los salarios durante la crisis se deben considerar en un contexto de moderación salarial y de desigualdad salarial generalizada y creciente en los años anteriores a la crisis. En el contexto actual, una preocupación particular es que la crisis económica pueda resultar en un mayor número de trabajadores con salarios bajos, sea a corto o mediano plazo. El presente informe facilita datos sobre la proporción de trabajadores con bajos salarios, definidos como salarios por debajo de dos tercios de la mediana salarial. Los bajos salarios son una preocupación debido a que aumentan el riesgo de pobreza, aunque no todos los trabajadores con salarios bajos son pobres. Un número desproporcionado de trabajadores de bajos salarios son mujeres y son además más propensos a ser parte de grupos desfavorecidos. Y mientras que un empleo de bajo salario puede representar un primer peldaño hacia un empleo mejor remunerado, especialmente para los trabajadores jóvenes, también se puede convertir en una trampa de la que resulta difícil liberarse debido a la falta de oportunidades para el desarrollo de competencias y otros factores. Al surgir una situación en la que una gran proporción de personas se siente rezagada, con pocas perspectivas de alcanzar a los que tienen una mejor remuneración, el riesgo de tensiones políticas y sociales se ve incrementado.
La parte II del presente informe examina las políticas salariales en tiempos de crisis. Las tendencias al deterioro en la evolución de los salarios siempre fueron tema de inquietud para los encargados de formular políticas que se preocupan por la justicia social y que desean avanzar en sus objetivos nacionales para el trabajo decente. Además, la crisis pareciera haber vuelto a poner atención en las visiones keynesianas sobre el rol de los salarios en el sostenimiento del consumo interno y la demanda agregada por bienes y servicios. Nuestro informe sugiere que instrumentos tales como las políticas de salario mínimo y la negociación colectiva pueden contribuir a reducir el número de trabajadores con salarios bajos, al mismo tiempo que corrigen algunos desequilibrios mediante el fortalecimiento de la demanda agregada en países excesivamente de pendientes de las exportaciones o, alternativamente, del endeudamiento de los hogares para financiar el consumo. La parte III del informe concluye con un resumen destacando algunos temas fundamentales para mejorar las políticas salariales.
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