El XIX Encuentro de Expertos latinoamericanos que se ha ido reseñando en estas páginas, no pudo contar con la presencia física de Umberto Romagnoli. Sin embargo el maestro envió a través de Pedro Guglielmetti un mensaje escrito en el que relaciona los dos grandes temas del Encuentro y les da una proyección de futuro muy atractiva. En la foto, Umberto Romagnoli conversa en Toledo, en el curso de septiembre de este año, con una de las coordinadoras del mismo, Rosario Gallardo.
A continuación reproducimos el mensaje enviado por Umberto Romagnoli con motivo del XIX encuentro de Viña del Mar (Chile), que puede consultarse en bilingüe en el blog del encuentro: (http://btclm19.wordpress.com )
Queridos amigos:
Confieso que las temáticas del encuentro de hoy me han suscitado mucha curiosidad. Por un lado porque el tema de la familia es absolutamente nuevo para nuestros encuentros, por otro porque la razón de su combinación teórica con el tema de la huelga no resulta inmediatamente clara. Esta razón sin embargo, al final, la encontré. La combinación de los dos temas tiene un valor eminentemente simbólico. En este sentido: si la huelga significó la evolución histórica del derecho laboral, y por eso pertenece a su pasado, la familia representa una “avanzada” de la nueva frontera sobre la cual deberá sentarse el derecho laboral del futuro. Y eso porque el progreso de la emancipación de la mujer, transformando profundamente las relaciones entre familia y trabajo, ha cambiado el paradigma antropológico del mismo derecho laboral: su referente social no es ahora el hombre, adulto y jefe de una familia con una sola renta y con mujer e hijos como cargas familiares.
La percepción de una novedad verdaderamente revolucionaria como èsta, choca en primer lugar con la hostilidad mostrada por el mercado laboral hacia la familia. Una hostilidad feroz y radical, ya que la enorme y permanente precarización del trabajo justamente impide la creación de nuevas familias. De hecho, cuando hoy en día un joven se acuesta en la noche con el miedo de que, al despertar, le digan que su puesto de trabajo ha sido transferido al exterior o, como pasa aún más frecuentemente, ni siquiera puede encontrar un empleo permanente ¿cómo puede decidirse en formar una familia?
Puede ser que la huelga no sea la herramienta adecuada para solucionar dicha situación, pero es cierto que esta clásica (y gloriosa) forma de oposición social mantiene toda su vitalidad, demostrando claramente otra vez que entre antiguos y nuevos institutos no existe antagonismo: “el viejo” ayuda “el niño” a crecer. Es por esta razón que cabe a la autonomía colectiva sindical la tarea de reelaborar la agenda de las prioridades reivindicativas, a fin de asignar la necesaria importancia al conjunto de derechos sociales de ciudadanía, al interior de los cuales aquel de construir una familia es instancia preliminar al derecho a tener ordenamientos normativos que hagan compatible la coexistencia entre exigencias familiares y profesionales. No va a ser fácil. Pero es justamente eso el encanto de las nuevas fronteras.
Aquí, sin embargo, termino para no aprovecharme más allá de lo lícito de la cortesía de Pedro, al cual me une una común condición parental: ambos somos abuelos.
Sepan de todas formas que les envío estas palabras no solamente para desearle un buen trabajo, sino que también para testificar la nostalgia y el pesar con los cuales pienso en todos ustedes. Nostalgia por el clima de los muchos encuentros en los cuales participé, y pesar por la imposibilidad de volver en ese rincón de Chile y de América Latina que aprendí a amar.
Umberto Romagnoli
Traducción: Patrizio Tonelli, investigador Fundación SOL
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