martes, 29 de septiembre de 2009

ENCUENTRO DE EXPERTOS LATINOAMERICANOS EN COLONIA (URUGUAY): EL SALUDO DE UMBERTO ROMAGNOLI






En 1988, como idea común de Pedro Guglielmetti y de Umberto Romagnoli, partían el Curso de Expertos Latinoamericanos en Derecho del Trabajo y en las Relaciones Laborales patrocinado por la OIT y la Universidad de Bolonia. Aunque conoció alguna suspensión por falta de financiación, a partir de 1998, se asoció a esta iniciativa la Universidad de Castilla La Mancha y el último de de estos Cursos se celebró en Toledo del 7 al 18 de septiembre de este año. Por su parte, los asistentes a este Curso en las sucesivas convocatorias, se han organizado como asociación de ex-becarios latinoamericanos y realizan anualmente un congreso en el que debaten sobre dos temas que se estiman importantes en el contexto político y social de Latinoamérica. Esta autoconvocatoria, sin apoyo institucional externo, lleva ya dieciocho ediciones. En efecto, esta acaba de realizarse en Colonia de Sacramento, Uruguay, el viernes y sábado 25 y 26 de septiembre de 2009.

A este Encuentro no pudo participar, como venía siendo costumbre, Umberto Romagnoli. Pero envió un saludo que es el que a continuación se transcribe, traducido del italiano por el organizador del encuentro, Juan Raso, en la foto leyendo el mismo en el acto inaugural.

Queridos Amigos,

El dominus del Encuentro que está por comenzar en la deliciosa Colonia y, pese a su juvenil aspecto, decano de los ex becarios del Curso nacido en la Universidad de Bologna en 1988, es persona demasiado amable y cortés para rehusarse de prestarme su voz para llevarles un testimonio y dirigirles un saludo augural.
El testimonio se refiere a la nueva serie del Curso, cuya segunda edición concluyó felizmente el 18 de setiembre pasado en la sede toledana de la Universidad Castilla La Mancha y vio en el módulo final una fuerte participación de docentes italianos y expertos de la OIT.
Hablar de un nuevo ciclo del Curso no es una excentricidad. Es más, en los 20 años de existencia, el Curso conoció una pluralidad de nuevos comienzos. Así sucedió en la segunda mitad de los años ’90, cuando el Curso fue favorecido por la participación directa de la OIT - consule Victor Tockman - y en una época poco posterior por la colaboración de los dióscuros madrileños de la UCLM y relativas estructuras de apoyo. Un nuevo comienzo se produjo recientemente luego del improviso (pero, esperamos que revocable) receso de la OIT, al que se une la forzada renuncia de la Universidad de Bologna; la cual ha sido el alma mater (también) del Curso, pero - no encontrando más en su glorioso pasado la garantía de un futuro venturoso - terminó en estado de extrema pobreza.
Nadie puede decir si las modalidades del nuevo ciclo quedarán inmodificadas. Más bien, debemos razonablemente imaginarnos que el nuevo ciclo no será el último y el definitivo. El mismo en efecto está programáticamente abierto a nuevas evoluciones organizativas: siempre que se sea capaz de valorizar los ideales que motivaron la institución del Curso y su persistente activación. Ideales que, con más desinhibición que yo, Pedro Guglielmetti había enunciado con coraje apertis verbis, ya antes de volverse abuelo del Curso. Pero Pedro sabía lo que decía. Sabía que los ambientes latinoamericanos de la cultura de las relaciones laborales estaban llenos de operadores que esperaban solo un mensaje claro y fuerte transmitido desde una sede caracterizada por la aptitud para preguntar con honestidad intelectual sobre el presente y el futuro del derecho del trabajo, sin olvidar sus raíces.
El Curso ha conservado su originaria identidad. Y el mérito, que debe repartirse entre todos ustedes, pertenece íntegramente al extraordinario Grupo que supieron constituir en este largo período de tiempo.
Me doy cuenta ahora que el testimonio que deseaba ofrecerles ha ocupado un tiempo mayor al previsto. Por lo tanto concluyo inmediatamente. Con un saludo y un augurio. El saludo, si bien afectuoso, está cargado de melancolía porque estoy imposibilitado de participar en el Encuentro. El augurio es el de un provechoso trabajo común y de un debate de alto nivel.

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