sábado, 1 de septiembre de 2012

UN DEBATE INTERNO EN LA CUT CHILENA


Gracias a la red de información de Pedro Guglielmetti, una lista escogida de muchas personas correspondientes a diferentes naciones latinoamericanas, españolas e italianas, tenemos acceso a un conjunto de informaciones, documentos y testimonios sobre el mundo del trabajo y la actividad política y económica en Latinoamérica. Recientemente la red de Pedro Guglielmetti ha transmitido unas declaraciones de Cristián Cuevas, dirigente de la emblemática Confederación de los Trabajadores del Cobre (CTC), que representa un sector crítico enfrentado a la mayoría de la dirección actual de la CUT. Se trascriben aquí alguna de las respuestas a una entrevista publicada en el diario digital “El Mostrador”, de Chile.



-¿Cuál es la conducción que debería tener la central sindical más grande de Chile para sumarse como actor importante al movimiento social que hay en el país?

Primero pasar por un proceso de democratización. Generar un vínculo real con los trabajadores, terminar con los sindicatos fantasmas, sobrerrepresentados. Si no avanzamos en eso, estamos condenados a desaparecer. A convertirnos en un elefante blanco, sin trabajadores. Implementar el voto universal, en Chile hay sólo una experiencia en los ’70 de votación universal. Tenemos que perder el miedo a cómo los trabajadores decidan quién conduce la Central.

-Pero en el corto plazo ¿cómo debería actuar la CUT en este contexto social?

-Tenemos que ponernos a la altura de la lucha social. Si la conducción de la CUT que finalmente se resuelva, va a ser un apéndice del próximo gobierno de Bachelet, o de un gobierno de derecha, estamos condenados a no tener nunca fuerza propia; capaz de movilizar, legitimar a los trabajadores y no estar al arbitrio del gobierno de turno. Tampoco de los partidos, que creo que son necesarios. Pero quien finalmente conduce el movimiento sindical son los trabajadores y los líderes sindicales.

-Ahora esa “endogamia” entre partidos y sindicatos viene desde que partió la Concertación.

-Yo creo que la Concertación tenía secuestrado al movimiento social y sindical. Si nosotros vamos a tener una nueva conducción para seguir secuestrados por un gobierno, o por “las nuevas mayorías”, como se dice, me parece que es un contrasentido. El movimiento sindical debe ser independiente. Tener la fuerza política y social para generar los cambios. Por lo menos nuestra mirada apuesta a eso. Pero no sé si es lo que va a primar.

-¿Qué cree que va a primar entonces?

-Mantener lo que está, mejorar algunas cositas por ahí. Un movimiento sindical sujeto a los tecnócratas políticos. Nosotros como confederación no estamos para blindar a nadie y que se siga reproduciendo la “democracia de los acuerdos” que tuvo por finalidad sepultar al movimiento social y donde sólo las elites políticas resolvían por todos los habitantes de nuestro país.

EL RITUAL DE LA FOTO

-Supongamos que todo mejora fluidamente y hacemos un buen sindicalismo. ¿Cuáles serían tus metas a corto y mediano plazo?

-Yo creo que este proceso de democratización no es inmediato, sino de mediano y largo plazo. Pero si efectivamente se proyecta, si hay un congreso refundacional que atraiga a todos y a la depuración que debe haber, deberíamos apostar a tener un proyecto claro, son concesiones a un mundo político que no está junto a nosotros.

-¿Pero en términos concretos: negociación colectiva por sectores, reforma tributaria….?

-Negociación real en nuestro país. Nadie dice que no se tiene que negociar con los empleadores. Pero negociar en una situación de fuerza social, como lo hacen los estudiantes. No esta cosa ritualista en que nos juntamos, nos sacamos una foto y finalmente los resultados inmediatos para los trabajadores no son nada. Obviamente tenemos que hacer un debate real sobre una reforma tributaria y no este ajuste mentiroso. Y generar alianzas políticas, no supeditadas a la militancia sino a partir de lo que representemos como fuerza social. El énfasis tiene que estar en la movilización.

-¿Cuánto cuesta que un trabajador se pliegue a una movilización?

- Tenemos un movimiento sindical moribundo. Pero la gente tiene esperanza en nosotros. Hay miedo, sobre todo, cuando los líderes sociales no tenemos legitimidad, no hemos construido desde abajo para nuestro objetivo político, sino que para la sobrevivencia económica de los dirigentes sindicales con proyectos financiados nacional e internacionalmente. Y eso es lo que ha estado ocurriendo.

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