Mañana sábado 22 de octubre, los sindicatos representativos en la enseñanza pública y la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos han convocado una marcha por la educación pública en Madrid, a las 12 horas en la Glorieta de Atocha. Ya daremos cuenta oportunamente del desarrollo de esta concentración que se prevé masiva. La movilización es intensa, y en la Comunidad de Madrid ya dura casi un mes. Otras comunidades se incorporaron más tarde, pero siguen también en esa misma línea. En cualquier caso, el tema es lo suficientemente importante com para efectuar algunas reflexiones sobre los retos pendientes en este sector. Agustín Moreno, que es actualmente profesor de Instituto en Vallecas y ha sido secretario de acción sindical de CC.OO. hasta mediados de los años 90, plantea una interesante reflexión sobre este tema que se inserta a continuación.
LOS RETOS PENDIENTES
A nadie se le escapa la intransigencia del gobierno de la comunidad de Madrid y que estos ataques a la educación pública no son nada improvisados. Hay que recordar que hace casi dos años Lucía Figar declaraba falsamente que 5.000 docentes faltaban cada día a su trabajo (ESCUELA, 3 de diciembre de 2009), acusando al profesorado de un absentismo del 10%. ¿No es exactamente la cifra de profesores que se han planteado recortar entre los dos últimos cursos? La dureza del PP y el contexto político favorable que tienen hace más difícil la solución favorable a los intereses de la enseñanza pública.
La posibilidad de ganar este conflicto radica en la conjunción de varios factores. Algunos ya conseguidos, aunque hay que seguir trabajándolos porque están en riesgo, como la unidad del profesorado y el apoyo del resto de la comunidad educativa (familias y alumnado). Ello obliga a seguir reuniéndonos con las familias para explicarles la situación del conflicto y realizando acciones tipo huelga a la japonesa para ayudar al alumnado a organizarse el estudio durante las huelgas para que cumplan con su responsabilidad de estudiantes y aminoren los perjuicios académicos. Hay que tener en cuenta que nuestra clientela en los IES públicos son los hijos de las familias obreras y de clase media progresista, que son las que nos apoyan, pero que no afecta a los hijos de los que bendicen este desmantelamiento de la enseñanza pública, que son clientes de la privada y concertada. Que el conflicto sea social y no sólo laboral ayudaría a su resolución positiva.
Pero también hay otros retos a conseguir para ganar esta batalla y vamos un poco lentos para conseguirlos:
1. La incorporación de Primaria e Infantil a la lucha, con sus propias reivindicaciones concretas en una plataforma integral de defensa de la escuela pública. No se les podía llamar a la huelga, y esperar que la secunden, bajo la bandera genérica de defensa de lo público. Han empezado muy bien con un50% de participación en la huelga del 20-0, pero hay que seguir haciendo un gran trabajo organizativo en el que nos debemos de volcar todo el profesorado y las diferentes organizaciones sindicales.
2. Dar a la lucha una dimensión estatal. La manifestación del 22 de octubre, así como los paros que ha empezado a haber en algunas comunidades (Galicia, Castilla La Mancha, Navarra…) van en esa línea. Son las federaciones sindicales estatales las que deberían intensificar y generalizar esa convergencia. De lo contrario nos irán recortando en rajas como el salchichón y las posibilidades de victoria disminuirán.
3. Las Universidades deberían de entrar en el conflicto. Las consecuencias de la aplicación de Bolonia, el recorte de fondos de los gobiernos autonómicos a las universidades públicas, y el proyecto de real decreto que ha anunciado el gobierno en tiempo de descuento y que puede suponer una transformación del sistema universitario español, van en esa línea neoliberal de privatizar la enseñanza universitaria pública de calidad, para que cada vez sea más cara y prohibitiva para el alumnado de origen más popular y colocarla al servicio de las grandes empresas. Ya se han empezado a convocar asambleas, huelgas y encierros en algunas universidades. Aquí es clave el papel de los estudiantes.
Todo un programa que debe irse cumpliendo. La importancia de preservar una enseñanza pública de calidad exige combatir las medidas de recorte del gasto en educación y de deterioro del servicio en las comunidades autónomas con gobiernos neoliberales. Y hay que extender el conflicto a todos los sectores de la ensañanza, con vistas a caminar hacia una jornada de huelga en toda la enseñanza si no retroceden los poderes públicos en sus medidas de degradación de la enseñanza.
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