jueves, 4 de marzo de 2010

KEN LOACH Y RIFF – RAFF : LA DENUNCIA DE LAS CONDICIONES DE TRABAJO BAJO EL NEOLIBERALISMO





El cine de Ken Loach es un cine de denuncia del neoliberalismo tras el triunfo en Inglaterra del Thatcherismo, cuyos exponentes políticos le “depuran” de la BBC. Es en esa línea anticonservadora en la que se inscriben sus denuncias del terrorismo de estado en Irlanda del Norte (Hiddden Agenda, 1990) o la primera de la serie sobre las condiciones de trabajo que impone el liberalismo a los ciudadanos ingleses, Riff Raff, que debe ser comparada con otro film de Loach realizado justo diez años después, The Navigators (La cuadrilla), que resume su juicio crítico – y pesimista - sobre el resultado de diez años de economicismo, antisindicalismo e individualización de las relaciones laborales en Inglaterra a través de un relato sobre la privatización del servicio público de ferrocarril. Su capacidad crítica, ligada a su militancia en la izquierda radical le llevó también a criticar un sistema de welfare deshumanizado en Ladybird, ladybird (1994), o a los presupuestos ideológicos y económicos del “nuevo laborismo” de Tony Blair (My name is Joe, 1998).

Loach escribe cinematográficamente una cierta épica de la clase obrera, a la que devuelve su visibilidad social y literaria en un escenario / en una escritura de la que estaba clamorosamente ausente. Uno de los mejores estudiosos del cine y derecho, Juan López Gandía, define el cine de Loach como el paradigma del cine del post-fordismo, pero con la característica nada post-moderna, de ser expresión de un cine político antisistema. Para López Gandía, Loach introduce en sus películas una visión neorrealista del trabajo y de los trabajadores, conduce a una com-pasión por el explotado, por una clase obrera sometida a la explotación, abandonada a su suerte y traicionada por sus representantes políticos.

Riff Raff, claves de lectura.

La película narra la historia de un grupo de trabajadores de la construcción. Son todos ellos gentes de otros lugares, que se han ido trasladando a Londres, provenientes de ciudades donde han perdido el trabajo y no pueden encontrarlo. El escenario principal de la acción es el lugar de trabajo. Simbólicamente, sobre las ruinas de un hospital, construyen unos bloques de viviendas de lujo, una metáfora de la decisión política neoliberal. Son personajes que se mueven hacia el trabajo, modifican y alteran sus condiciones de existencia porque necesitan trabajar como única forma de subsistir, y ese movimiento migratorio lleva consigo crisis y rupturas personales, en una dimensión temporal muy cerrada porque el futuro está perdido para ellos.

Hay dos personajes clave en el film. El protagonista, interpretado por un actor luego muy (re)conocido, Robert Carlyle, inmenso, es un obrero que viene de Escocia, de Glasgow, ex presidiario, que entabla una relación afectiva de pareja con una joven en paro. Su contrapunto es un espléndido actor Ricky Tomlinson, un trabajador maduro y experimentado que ha trabajado en etapas diferentes, conoce sus derechos y ejerce de representante informal de los trabajadores, y simboliza el trabajador de oficio clásico, un arquetipo épico y simpático. Riff – Raff (en argot chusma, gentuza) es la crónica de estos personajes y su relación con los compañeros del trabajo, con los capataces y encargados y las relaciones de compañerismo y de solidaridad entre ellos, en un contexto general de degradación de las condiciones de trabajo y de vida. Las referencias a la práctica imposibilidad de encontrar una habitación y la fórmula de la ocupación de casas como forma de vida, la importancia de la droga como escape de una existencia insoportable y sin salida, son alguno de los temas recurrentes. Hay una cierta salida “optimista” que pasa por la rebelión y la destrucción simbólica del edificio construido, pero en esa destrucción está incorporada la del trabajo y la vida de estas mismas personas. Fuera de la pars detruens no hay capacidad de construir una alternativa que organice y dirija una respuesta colectiva y que recobre la iniciativa política e ideológica de los trabajadores.

Todo ello resalta una visión muy crítica de lo que suponía la hegemonía política, ideológica y económica del neoliberalismo, que se había impuesto paulatinamente como forma de pensamiento único en la globalización a partir de la caída del muro de Berlín en 1989. Y la crítica se realzia precisamente a partir de uno de los enclaves más fuertes de esta ideología, Gran Bretaña, que había padecido una década de gobierno del partido conservador liderado por Margaret Thatcher.
Del film emerge nítidamente la contraposición que realiza el neoliberalismo entre derechos laborales y creación de riqueza. Una relación excluyente, de forma que el crecimiento económico y el aumento de la riqueza depende directamente de la reducción de los derechos de los trabajadores y de su protección social. Bajos salarios y amplias jornadas a destajo, no cotización a la seguridad social, exclusión de la relación laboral y proscripción de la acción colectiva son los componentes de una economía en expansión y crecimiento. En ese sentido, en el film se presentan unas relaciones laborales descolectivizadas, donde no hay sindicato ni hay lugar para la representación de los trabajadores. La representación informal que efectúa el trabajador “experimentado”, que ha conocido tiempos en los que se trabajaba con medidas de seguridad, acaba con el fulminante despido del mismo. Son además relaciones de trabajo deslaboralizadas, puesto que no se les considera jurídicamente trabajadores asalariados. Son “autónomos” - ¿económicamente dependientes? – que deben pagar ellos mismos sus cotizaciones a la seguridad social y alos que no se les paga salario, sino una contraprestación económica a su trabajo prestado en régimen de autonomía. El eje del film es mostrar que el sistema no sólo es degradante en las condiciones de prestación del trabajo sino que se pone en riesgo de forma consciente la seguridad y la salud de los trabajadores. La seguridad en el trabajo es puro coste empresarial, y por tanto hay que ahorrárselo en una estrategia de reducción de costes y de maximización del beneficio, sin que exista en consecuencia una política de prevención del riesgo y de protección frente al accidente de trabajo.

El paraíso neoliberal nos devuelve a los inicios del derecho del trabajo, cuando aún no se habían generalizado los mecanismos de nivelación de la desigualdad social y de restricción del poder privado sobre las personas que implica el trabajo asalariado. El neoliberalismo crea un obrero flexible, sin derechos y sin posibilidad de construir un espacio de vida digno. El problema es que esta tragedia se realiza a finales del siglo XX y no en los comienzos del siglo XIX. Pero hay evidencias que la mirada neoliberal y economicista sobre el trabajo no ha perdido fuerza no sólo en las instituciones que regulan la economía global, sino en las organizaciones políticas y en los gobiernos que dirigen Europa. Hacer emerger el sufrimiento y la indignidad de estas políticas es uno de los grandes méritos que tiene el cine de Ken Loach.

2 comentarios:

Sindicato de Obrer@s de Troll (SOT-UGT) dijo...

Sin duda Riff Raff es una de las mejores películas de Loach. Sus películas ganan en intensidad cuando tratan la clase trabajdora como tema de estudio y la pierde cuando se aleja por otras temáticas. La excepción es Tierra y Libertad, en uno de los acercamientos cinematográficos más acertados que se han hecho de la guerra civil. En tu post no citas una película que me parece fundamental y que cierra una trilogía sobre la clase obrera con la que te ocupa y The Navigators, me refiero a Pan Y Rosas. Esta peli es un cierre optimista a la visión desolada sobre la clase obrera británica y además de un tratamiento fílmico y narrativo excelente, da un relato acertado del repunte del sindicalismo en los EUA. La película merece ser revisionada, porque da pistas de como se deben hacer las cosas para crear un nuevo paradigma de lucha; para superar la derrota inapelable del modelo sindical europeo, agotado e inútil a ojos de la clase obrera desclasada. Enhorabuena por el post y por reivindicar a Loach. Se lo merece de todas todas.

Simon Muntaner dijo...

Querido sindicato de obrer@s de troll: Pan y rosas tendrá también un post en su momento, porque es otra de las películas que se visionarán en el ciclo de cine y derechos sociales que vamos recogiendo en esta bitácora. Gracias por los ánimos y salud!!