Horacio Meguira, abogado de la CTA argentina, ha intervenido en el debate celebrado en la OIT, en la Comisión de Aplicación de Normas de la 102 Conferencia de aquella organziación en Ginebra sobre el caso de "España". Su intervención, reflexionando en términos globales y concretos, creo que merece la pena ser conocida. Héla aquí.
El Convenio 122 ademas de ser un
convenio de gobernanza se inscribe dentro de los denominado convenios
anticíclicos. Se refieren concretamente a medidas activas de los gobiernos para
evitar entre otros fines los efectos de los períodos de crisis del capitalismo.
En la actualidad el foco de
atención de esta larga crisis global es la situación de los países europeos. Los
trabajadores están siendo afectados por un avance sostenido sobre derechos que,
a lo largo de gran parte del siglo XX, habían parecido estar fuera de toda
discusión. Justamente porque es es espacio geográfico del nacimiento de los
mismos expresados en el derecho del trabajo y la seguridad social.
Desde muchos Estados, y en
particular desde los organismos multilaterales, se insiste en señalar que las
reformas laborales son necesarias para retomar el camino del crecimiento y de
la creación de empleo.
Sin embargo, la experiencia de
los países de América Latina indica exactamente lo contrario. Las políticas de
ajuste profundizaron los efectos pro-cíclicos, agravaron la recesión, e
impidieron toda recuperación en el empleo.
Resulta alarmante, la similitud
entre las recetas que hoy se imponen en España, y aquellas que se llevaron
adelante en América Latina. Las mismas fórmulas, el mismo discurso, las mismas
imposiciones, contando en dicho caso con la complicidad necesaria de sangrietas
dictaduras militares
Las medidas adoptadas por el Gobierno de España, que incluyen el
establecimiento de un contrato a prueba por un plazo de un año, medidas destinadas a facilitar y abaratar el
despido, el establecimiento de una prioridad en las negociaciones colectivas a
nivel de empresa, y el aumento de las
posibilidades de que el empleador modifique unilateralmente las condiciones de
trabajo, se emparentan directamente con aquellas reformas laborales que fueron
implementadas en muchos países de América Latina en los años '90, como mi país
Argentina, que llevaron a muchos de ellos a las crisis económicas y políticas
más grandes de la historia reciente.
Por otra parte, las reformas
laborales en España demuestran un profundo desprecio por los mecanismos democráticos.
Rompen con los compromisos que habían establecido fuertes lazos de comunicación
y de diálogo social. Más aún, en el caso de la reforma laboral del año 2012 el objetivo directo es el
debilitamiento de las organizaciones sindicales. Esto ha llevado al maestro
Antonio Baylos Grau a afirmar, que estamos en presencia de la des-constitucionalización
del trabajo en España.
“Es un fenómeno que trasciende la problemática del “modelo de
flexiseguridad meridional”, supone un cuestionamiento serio del proyecto
constitucional que se afirmó en la democracia”. Esto explica la movilización
social de resistencia que han enfrentado los sindicatos y movimientos sociales
No existe evidencia empírica que
permita vincular la existencia de normas protectorias de los derechos de los trabajadores
con la creación de puestos de trabajo. Las reformas laborales implementadas en
América Latina no se tradujeron en un crecimiento del empleo, sino que por el
contrario, constituyeron un incentivo para del despido a un menor costo.
El caso de España, en los
últimos dos años y medio, luego de la reforma del año 2010, se destruyeron casi
dos millones de puestos de trabajo), y la tasa de paro alcanzó el 27,2% (más de
6 millones de trabajadores), su máximo histórico. La calidad del empleo también
se ha deteriorado, y los contratos temporales alcanzan al 22,1% de los
trabajadores, uno de los valores más elevados de Europa.
Sabemos que sin crecimiento
económico no habrá creación de empleo, y la austeridad económica va en la
dirección contraria a esta prioridad. En el caso español, las reformas
laborales de septiembre de 2010 y de febrero de 2012, lejos de mejorar la
situación del empleo, lo han empeorado.
No solamente se han destruido
puestos de trabajo sino también de precarizar a los sobrevivientes. En efecto
el despido sin causa es materia corriente, se ha arrebatado fácticamente la
estabilidad, condición del trabajo decente. La nulidad del despido improcedente
fue sustituida en la práctica, por
indemnizaciones cada vez más reducidas que no compensan los daños al trabajador.
El mercado de trabajo en España
presentó su mayor dinamismo entre los años 1995 y 2007, cuando fue quien más
contribuyó para la reducción del desempleo en la Unión Europea. Por el
contrario, la destrucción de puestos de trabajo se aceleró luego de la reforma
laboral impuesta en el año 2010.
En la Argentina la mayor
destrucción de puestos de trabajo se produjo al calor de la implementación de
reformas laborales que redujeron los márgenes de protección normativa para los
trabajadores, facilitando el despido y priorizando la negociación colectiva a
nivel de empresa. La recuperación de puestos de trabajo en la Argentina hasta el 2007
se produjo sin reformas significativas.-
En paralelo, el objetivo de las
medidas de ajuste impulsadas actualmente en los países europeos está
directamente vinculado con la necesidad de garantizar la salud del sistema
financiero, principalmente de las bancas de los países centrales, quienes
durante muchos años registraron enormes ganancias a partir de la utilización de
medidas especulativas que al estallar la crisis poseían sus balances muy
expuestos a la suerte de los bancos de la Europa mediterránea. De esta manera,
las medidas de ajuste que se imponen a los trabajadores tienen como última
finalidad garantizar las condiciones de repago de la deuda del sistema
financiero, transfiriendo las responsabilidades a los Estados, quienes así han
visto deterioradas sus cuentas públicas hasta niveles críticos.
Nuevamente, esta situación
presenta puntos de contacto con la crisis de la deuda en los países de América
Latina; la solución propuesta por los organismos multilaterales presenta
fuertes puntos de continuidad.
En esta Comisión se encuentra el
caso de progreso de Islandia, donde el sector financiero no fue el primer
destinatario de los programas de rescate. Asimismo, cabe remarcar el repudio
generalizado en varios países de América Latina a los organismos multilaterales
de crédito debería ser considerado dentro de las alternativas posibles de
salida de la crisis.
En definitiva, asistimos a un
momento de definiciones, donde la credibilidad del discurso del ajuste se ha
agotado y los trabajadores no estan dispuestos a seguir pagando la cuenta
originada en una fiesta especulativa, disociada de la economía real, a la que ni siquiera fueron invitados.
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