Viene el año trece. Y el sur de Europa arde en la llama de la austeridad. Las movilizaciones se suceden. El conflicto se despliega con fuerza. Sin embargo el cambio político no se presiente. Se habla, con razón, de tensión constituyente, pero no se dice el modo de expresarla.
Así que hablamos del momento político electoral. De alianzas. De Grecia, destino otra vez de una posible civilización no deshumanizada. La vieja política se confina en la vieja socialdemocracia, conscientes que todo ha pasado y se ha generado en la izquierda a partir de la socialdemocracia, contra ella pero a partir de ella. Tantos amigos, un estilo de gestión organizativa, de gobierno. Sin proyecto. Sin sentido hoy. Austeridad para nosotros, sufrimiento, mercantilización, violencia en el trabajo y en la existencia de tantas y tantos.
Así que hay que cambiar. Año nuevo, ya se sabe. La cifra es bonita, el trece.
Y una cita, un regalo de navidad que marca la línea roja que en este caso hay que pasar, recorrer, seguir hasta que sepamos donde lleva.
"El horizonte del comunismo es una línea que se abre sobre el
cielo, pero no como una esperanza de futuro, sino como contradicción del
presente, contra la voluntad de potencia del capitalismo, contra la violencia
sobre los cuerpos y sobre las vidas de los poderes antiguos y nuevos, contra
los que manipulan las mentes y colonizan lo imaginario"
Ah si, lo imaginario...
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