La muerte de Saramago ha puesto tristes a todos los habitantes de Parapanda. Hace muy poco en este mismo blog habíamos utilizado su Ensayo sobre la ceguera como eje de una reflexión sobre la crisis y el tratamiento mediático y política de la misma. Ahora, como homenaje - un poco oportunista, pero el maestro nos lo perdonará - un texto suyo de sus siempre recomendables Cuadernos de Lanzarote II (1996-1997):
"Me preguntaron por Europa y les respondí que la Unión Europea no pasa de ser un imperio económico, y que no me gustan los imperios, en particular si excluyen las ideologías políticas o las reducen a meras etiquetas sin valor. Me preguntaron por la democracia, y les respondí que la democracia, tal como la estamos viviendo, es una mentirosa falacia, que no se puede hablar de democracia cuando sabemos que los gobiernos, resultando de actos electorales democráticos, en seguida se convierten en meros mandatarios del único poder real y efectivo que es el de los grandes grupos económicos y financieros transnacionales. Tambíen me preguntaron por el comunismo, y yo les respondí que el socialismo no se puede construir ni contra los coudadanos ni sin los ciudadanos, y que por no haber entendido esto la izquierda es hoy un campo de ruinas donde, pese a todo, unos cuantos se empeñan en buscar y pegar fragmentos de las viejas ideas con la esperanza de poder crear algo nuevo. ¿Lo conseguirán?, me preguntaron, y respondí: sí, algun día, pero yo no estaré aqui para verlo".
Hombre admirable, sencillo, bueno e inteligente. Estamos tristes porque se ha muerto. Leerlo es ahora una forma de recordarlo y expresar nuestro respeto.
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