domingo, 22 de noviembre de 2009

SOVIET AVIATION / LA AVIACIÓN SOVIÉTICA, DE RODCHENKO Y STEPANOVA.







La editorial Lampreave, bien conocida en el campo de la arquitectura y del diseño, nos sorprende en estos días con un libro único y en gran medida desconocido, de los constructivistas rusos Rodchenko y Stepanova. Lo hace coincidiendo con una interesante exposición que, a partir de Rodchenko y Popova, "redefine el constructivismo ruso" y que se puede ver en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, que importa la que se realizó en la Tate Modern Gallery de Londres y que se puede admirar hasta el 11 de enero.

"El arte pertenece al pueblo. Sus raíces deben hundirse en lo más profundo de las masas trabajadoras. El arte debe ser accesible a las masas. Debe concitar los sentimientos, los pensamientos y la voluntad de las masas y elevarlas. Debe despertar y desarrollar su sentido artístico".

Soviet Aviation, se trata del mítico libro que diseñaron en 1939 para el pabellón de la URSS en la Feria Mundial de Nueva York, mientras se iniciaba la Segunda Guerra Mundial, y que no ha vuelto a editarse hasta ahora. Un poético libro de historia, capaz aún de presentar el avión como nunca más ha podido hacerse después, como una maravillosa máquina de progreso.

La técnica del huecograbado permitía ya reproducir fotografías con la máxima expresividad y riqueza. El formato del libro, la elección de las imágenes y el dinamismo de los fotomontajes de Ródchenko y Stepánova acaban reforzando las sensaciones que produce volar. Todas las páginas presentan una composición geométrica diferente.

El libro reproduce la edición original y sus particularidades técnicas en tamaño y acabados. Hemos añadido dos textos profusamente ilustrados: uno de Alexander Lavrentiev, nieto de los autores, contando la historia del libro, y otro de Ángel González García, “La Revolución está en el aire”, tan sugerente como siempre por su lucidez y agudeza.
Los célebres artistas constructivistas Alexander Ródchenko y Varvara Stepánova, en una alianza creativa y personal sin parangón, se dedicaron a la pintura y las artes gráficas, al teatro y la cinematografía, a la arquitectura y la publicidad. Siempre trabajaron juntos, especialmente en los años treinta, su época de mayor dedicación al diseño editorial, culminada por este libro.
Alexander Lavrentiev es diseñador, historiador de arte, y profesor de la Universidad Estatal de Diseño Sergei Stroganov y de la Escuela de Fotografía y Multimedia Alexander Ródchenko, ambas de Moscú. Trabaja en el Archivo Ródchenko & Stepánova, en colaboración con el Museo de Colecciones Privadas del Museo Estatal de Bellas Artes (Museo Pushkin). Es nieto de Alexander Ródchenko.

Ángel González García es profesor de historia del arte contemporáneo en la Universidad Complutense de Madrid y Premio Nacional de Ensayo en 2001 por El resto. Una historia invisible del arte contemporáneo. Sus últimos libros son Pintar sin tener ni idea y otros ensayos sobre arte (2007) y Arte y terror (2008).


Título: Soviet Aviation. La Aviación Soviética
Autor/es: Alexander Ródchenko y Varvara Stepánova
Con textos de: Alexander Lavrentiev y
Ángel González García
Idiomas: castellano e inglés
Edición: Lampreave
Descripción: 168 páginas con 262 imágenes 25x39 cm.
Encuadernación: Cubiertas de cartoné forradas con tela
impresa en oro, plata y rojo sobre golpe en seco
Sobrecubierta de acetato impresa
ISBN: 978-84-613-5633-1

Precio del libro 75 €.

jueves, 19 de noviembre de 2009

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE MEMORIAS DE MANOLO LOPEZ: MAÑANA A LAS 11 EN LA PLAZA DE LA CEBADA

El 17 de noviembre se presentó en el Centro de Abogados de Atocha de Madrid, ante una nutrida concurrencia, el libro de memorias de Manolo López, Mañana a las once en la Plaza de la Cebada, que ha editado Bomarzo y del que ya se ha dado cuenta en esta blogosfera. Mi amigo Javier López en su calidad de Secretario General de la USMR de CCOO, estuvo en la presentación del libro y escribió en su bitácora una noticia de la misma que se reproduce íntegramente a continuación. En la foto, Rodolfo Benito, José Luis Saavedra, Ignacio Fernández Toxo y Javier López en el acto de presentación.





El 17 de Noviembre presentábamos el libro de Manuel López, “Mañana a las once en la Plaza de la Cebada”. Muchos de los que se encontraban en el Salón de Actos del Centro Abogados de Atocha habían conocido a Manolo mucho más que yo. Por merecimientos propios hubieran podido presentar la figura de Manolo con mucha más solvencia.
Sin embargo, me llena de orgullo haber podido intervenir en representación de los trabajadores y trabajadoras madrileños para agradecer y reconocer a Manolo López que, junto al recientemente desaparecido Jiménez de Parga, al Padre Llanos, a los Abogados de Atocha, dedicara toda su vida a la defensa de los derechos y libertades de los trabajadores.
Intervinieron también José Luís Saavedra e Ignacio Fernández Toxo. La palabra del amigo y de quien, como Secretario General de CCOO, compartió muchos momentos con Manolo, desde su responsabilidad al frente de la Federación Minerometalúrgica de la que Manolo hizo hasta los Estatutos.
Hace poco más de un año falleció Manolo López y presentamos su libro. En un país en el que, como dijera Larra, hace más de siglo y medio, “¿No se lee en este país porque no se escribe o no se escribe porque no se lee? (…) Terrible y triste cosa me parece escribir lo que no ha de ser leído; empero más ardua empresa se me figura a mí, inocente que soy, leer lo que no se ha escrito”.
Manolo nos ha dejado en este libro el esfuerzo por escribir, describirse, explicarse a sí mismo. Un libro iniciado tras la muerte de su esposa, Dolores Sacristán, Lolita. Emparentada así con lo que Semprún define como “La escritura o la vida”. Necesitó años de vida para poder afrontar desde la escritura su experiencia en el campo de concentración de Buchenwald. Ese mismo Jorge Semprún con el que Manolo había quedado a las 11 en la Plaza de la Cebada. Detenido antes de acudir a la cita toda su obsesión era resistir la tortura hasta las 11 sin revelar hora y lugar del encuentro. Parece guiado el esfuerzo de Manolo por los principios de Epicuro. La búsqueda del conocimiento, el rigor de la ciencia, la ética del placer de vivir entendido como hijo y fruto del afán. “Sé como quienes que te vean”. Actúa como si siempre te viera Epicuro”. Acude al encuentro de la vida, allí, en la Plaza de la Cebada mañana, a las once.
No rehuyó Manolo ninguna cita con la vida. Acudió con afán a todas las citas. A cada Consejo de Guerra, Magistratura de Trabajo, Tribunal del Orden Público donde fuera llamado. En Asturias, en Madrid, en cualquier lugar de España. Defendiendo a hombres como Juanin, Fernández Inguazo, Álvarez Areces, Santiago Carrillo. Murió hace poco más de un año y Manolo López ha recibido ya el homenaje de sus compañeros asturianos. De los compañeros de la Federación Minerometalúrgica y la Confederación de CCOO en el Auditorio Marcelino Camacho. De la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que le concedió el Premio Internacional Abogados de Atocha. De la Fundación Abogados de Atocha, con motivo del 32 aniversario del asesinato de los abogados. Homenajeado junto a la Asociación de Abogados Colombianos y la Unión Militar Democrática. Su libro circula ya por toda España.
Manolo realiza un esfuerzo ingente, cargado de memoria y de memorias, por explicarse a sí mismo. Para explicarnos cómo quiere ser visto. Una visión de Manolo que se completa con las visiones de cuantos conocieron a Manolo y han hablado y escrito sobre él. Voces como la de Manuela Carmena, Vicente Álvarez Areces, José María Barreda, Francisco Rubio Llorente, Mariano Fernández Bermejo, Enrique Lillo y otros tantos amigos y compañeros de Manolo.
Conservamos además los archivos de Manolo López, depositados en la fundación 10 de Marzo de CCOO de Galicia y en el Archivo de la Historia del Trabajo de CCOO. Queda mucho por escribir, por investigar, sobre Manolo y sus andanzas. Queda mucho por conocer en la lucha de los trabajadores por sus derechos y por la libertad.
El libro de Manolo “Mañana a las once en la plaza de la Cebada” es una invitación a acudir a la cita con una vida digna y un trabajo decente. Una invitación que, salvadas las distancias históricas, nos recuerda a la formulada por Arturo Barea en “La Forja de un Rebelde”.
Cuenta Bertolt Brecht que cuando un pueblo de campesinos pensó en homenajear a Lenin dudó entre construir un monumento por suscripción popular o cubrir de petróleo una laguna infestada de mosquitos. Optaron por lo segundo.
Si hoy Manolo nos acompañase y seguro que nos acompaña, tan poco amigo de los homenajes como era, nos invitaría a transformar esta presentación en un llamamiento a los trabajadores y trabajadoras para secundar la Movilización General del 12 del 12 a las 12.
Ahí queda el llamamiento y en nosotros queda el trabajo para honrar su memoria fortaleciendo la lucha de los trabajadores.
Buena lectura y buen trabajo.

Francisco Javier López Martín
Secretario General CCOO de Madrid

martes, 17 de noviembre de 2009

LOS LÍMITES DEL SINDICALISMO SEGUN ROSA LUXEMBURGO


El diario Público viene ofreciendo interesantes clásicos en su Biblioteca de Pensamiento Crítico. Hace poco ha publicado de Rosa Luxemburgo Reforma o revolución (2009). En este trabajo en el que se polemiza agriamente con Eduard Bersntein y el ala derecha de la socialdemocracia alemana, hay ciertas reflexiones sobre los sindicatos, su función y sus límites que podrían ser de interés para confrontarlos con nuestra realidad actual. O al menos ese es el objetivo, siempre desde la connotación del sindicato en la teoría y práctica política de comienzos del siglo XX en el pensamiento socialista marxista y el papel dirigente del partido obrero desde una visión más generalista de la acción política. El tema que se anota proviene de la siempre complicada duplicidad de la acción de defensa colectiva entre la presencia en el mercado de trabajo y empleo y en la determinación de la organziación del trabajo y de la producción. Un debate que enlaza con la problemática posterior - años 20 del siglo pasado - de los consejos de empresa y de la socialización en Weimar. Pero que posiblemente se prolonga en el debate de los 60 - siempre del siglo pasado - sobre el operaismo italiano. Hay sin embargo en el debate actual mucha síntesis de estos problemas presentados como certezas y también tópicos que no son tan seguros. He aqui los párrafos escogidos.
"Los sindicatos, la reforma social y, agrega Bernstein, la democratización política del Estado son los medios para la realización progresiva del socialismo.
El hecho es que la función más importante de los sindicatos (como lo explicó el propio Bernstein en 1891) consiste en darles a los obreros el medio para realizar la ley capitalista del trabajo, es decir, la venta de su fuerza de trabajo al precio corriente del mercado. Los sindicatos permiten al proletariado utilizar a cada instante la coyuntura del mercado. Pero la demanda de trabajo creada por el nivel de la producción, la oferta de trabajo creada por la proletarización de las capas medias de la sociedad y la reproducción natural de la clase obrera y el grado momentáneo de productividad del trabajo, permanecen fuera de la esfera de influencia de los sindicatos. Los sindicatos no pueden derogar la ley del salario. En el mejor de los casos, en las circunstancias más favorables, pueden imponerle a la producción capitalista el límite "normal" del momento. No tienen el poder de suprimir la explotación misma, ni siquiera gradualmente.
En el futuro el movimiento sindical actual ejercerá una influencia cada vez mayor sobre la regulación de la producción, se dice. Pero por regulación de la producción hay que entender dos cosas: intervención en el dominio técnico de la producción y fijar la escala de la producción misma. ¿Cual es la naturaleza de la influencia que ejercen los sindicatos en ambos sectores? (...) Realmente el radio de acción de los sindicatos se limita esencialmente a la lucha por el aumento de salarios y la reducción de la jornada laboral, es decir, a esfuerzos tendentes a regular la explotación capitalista en la medida en que la situación momentánea del mercado mundial lo impone. Pero los sindicatos no pueden de ninguna manera influir de manera real en el proceso de producción. El desarrollo de los sindicatos aspira por contra a separar el mercado laboral de cualquier relación inmediata con el resto del mercado. (...) Inclusive dentro de los límites reales de su actividad, el movimiento sindical no puede expandirse ilimitadamente.

domingo, 15 de noviembre de 2009

EL ESCRIBA SENTADO (SOBRE LOS INTELECTUALES)

Algunas reflexiones de Manolo Vázquez Montalbán en uno de sus libros menos conocidos, El escriba sentado (1997), que el Diario Público ha rescatado y distribuido este verano, y en el que el siempre lúcido MVM publica sus críticas, reseñas y ensayos literarios realizados durante mas de 30 años. En el texto que aquí se reproduce en parte, Vazquez Montalbán describe con tremenda brillantez la "connotación" del intelectual como escriba sentado y luego de pié, el escriba disidente que encuentra en el siglo XX su papel situándose ante el inevitable papel de sujeto histórico revolucionario que tenía la clase obrera. El blog amigo de Joaquín Aparicio se abre con esa figura del escriba sentado. Estas reflexiones acompañan aquella imagen.

"Aunque la connotación del escriba disidente sea reciente, más o menos fijada durante la Ilustración prerrevolucionaria, la historia ha ofrecido un continuado espectáculo entre escribas sentados y no sentados, entre ese intelectual mero reproductor o avalador directo o indirecto de la ideología dominante y su contrario, el especialista de la liberación al que se ha referido Marcuse (...) Un nuevo cliente histórico legitimaba la función del escriba disidente, un cliente culturalmente desvalido, domesticado por las palabras de los escribas sentados al servicio del poder económico, político y religioso, y cuando las palabras no eran suficientes, cuando los escribas se mostraban impotentes para grantizar la integración de las masas proletarias en el sistema, entonces sobraban las palabras y entraban en función los sables y las descargas de fusilería (...)

Con todo, la historia de este debate es la de variados y escandalosos cansancios. La propia vanguardia obrera desconfía de estos avaladores de la verdad y de la mentira que han estado casi siempre al servicio de la paralización histórica y la desconfianza se agudiza cuando las ideas de cambio socialista se materializan en la revolución soviética y obligan a una toma de posición, a un compromiso para el que la mayor parte no estaban preparados, prefiriendo entonces un paso atrás en busca de los cuarteles más porfesionales o instalarse en el sí pero no o en el no pero sí. (...) Antonio Gramsci le dió vueltas al asunto en la necesidad de enriquecer el frente revolucionario de la clase obrera con el saber y querer decir de intelectuales desclasados que asumieran la revolución como un hecho de conciencia (...) Para Gramsci era necesario reclutar a especialistas de la cultura que en la vinculación orgánica establecida dentro del partido de clase, modificarían y serían modificados, hasta configurar un poderoso intelectual orgánico colectivo: el partido, capaz de saber, programar y cambiar en mejores condiciones que el frente intelectual de la burguesía (...)

La evidente obsolescencia de los intelectuales como causa sine qua non del cambio histórico, ha embarazado la decisión del gesto del escriba. Los hay que nunca se han levantado y se han limitado, en ocasiones, a un simple cambio de matriz mental para seguir reproduciendo lo que decía el poder, qué poder no importa. Los hay que permanecen en pié pero, irritados por pasadas ingenuidades históricas que les llevaron a adorar falsos dioses de la revolución, se limitan a dar un giro sobre sus piés y despotrican contra los falsos dioses de antaño, avalando directa o indirectamente a los dioses de la reacción, con el pretexto de propiciar un liberalismo abstracto, ese liberalismo que como teoría y como práctica hace tiempo ya que tiene dueño. El escriba sentado de siempre, el escriba revolucionario arrepentido y vengativo, el escriba posibilista, se unen en la comun voluntad de negar la radicalidad como disposición y como procedimiento. Es posible que el bien no exista, pero el mal sí, y el paisaje histórico aprehendido por los escribas del socialismo histórico, fueran utópicos o científicos, sigue siendo nuestro paisaje, aunque las metamorfosis hayan puesto en cuestión cualquier intento de inmovilizar la historia mediante el simple ejercicio de la mirada, es decir, de la palabra".

jueves, 5 de noviembre de 2009

SOBRE EL CIERRE DE UNA EMPRESA PÚBLICA EN MÉXICO PARA ACABAR CON EL SINDICATO DE LOS TRABAJADORES DE LA MISMA


Es difícil concebir que un gobierno que se denomine democrático sea capaz de cerrar una empresa pública de más de 50.000 trabajadores con la finalidad no disimulada de lograr, a través de esta decisión, elminar un sindicato combativo y autónomo, no sometido a la disciplina corporativista de la gran mayoría del sindicalismo oficial. Esto ha sucedido sin embargo en México, y ha sido criticado justamente por el Tribunal Internacional de la Libertad Sindical del que se ha dado cuenta en estas páginas. Ahora se coloca en esta página una interesante reflexión de Hugo Barretto Ghione, profesor de derecho del trabajo de la Universidad de la República de Uruguay y abogado laboralista, que establece una relación entre este tipo de decisiones autoritarias y las que en su país se pusieron de manifiesto en la campaña electoral por los candidatos de la derecha. (En la fotografía, Barretto y Aparicio comparten un frugal desayuno en Colonia de sacramento, hablando de la Revista de Derecho Social- Latinoamérica).


La motosierra mexicana
Por Hugo Barretto Ghione Abogado laboralista

Uno de los momentos cumbre de la reciente campaña electoral en Uruguay fue sin dudas la apelación que el candidato del Partido Nacional hizo a la motosierra para significar el corte abrupto que haría a todo el entretejido de gastos sociales que el actual gobierno articuló en los últimos años. La motosierra, de exabrupto frívolo pasó a ser una pesadillesca rémora que el candidato nunca pudo explicar del todo y en un último esfuerzo por exorcizarla hizo que en un acto público la fórmula LacalleLarrañaga blandiera patéticamente motosierras de plástico.
La metáfora, nunca más atinada y pertinente y sincera, parece haber encontrado sorprendente eco en un reciente decreto del presidente mexicano, Felipe Calderón, de fecha 11 de octubre de 2009, mediante el cual extingue la empresa estatal Luz y Fuerza del Centro (LFC), que gira en la distribución de energía eléctrica, y despide consiguientemente a 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Fuera de toda (obvia) consideración acerca de su inconstitucionalidad, llama la atención la desmesura de la medida, demostrativa de cierta impunidad desembozada con que el gobierno neoliberal de ese país prepara el camino para la previsible privatización de la empresa estatal.
Pero primero fue el verbo. Quiero decir que antes que los militares cercaran la empresa para que los trabajadores no la defendieran (la noche anterior al dictado del decreto el ejército ocupó las instalaciones de la empresa), mucho antes de ello, un pertinaz discurso fue imponiéndose hasta hacerse hegemónico: "La empresa estatal Luz y Fuerza es una entidad improductiva e ineficiente". El decreto mismo refiere en su fundamentación a que la empresa era incosteable, inoperante e improductiva. Omite, claro, que la conducción de la empresa es política y que la falta de inversión y modernización de las instalaciones es también una responsabilidad del gobierno, así como la alegada y previsible apelación a la mala administración.

Fuera de lo bárbaro del procedimiento, no apto para nuestros neoliberales vernáculos de los noventa, lo común y cierto es que la motosierra, lejos de comportar un lapsus o un error mediático del candidato de la derecha, es antes que nada una envidiable síntesis del modo de operar cuando se trata de disminuir la actividad del Estado o ajustar el gasto social. La sensibilidad social no es patrimonio del neoliberalismo. Es más fácil encontrar rosas en el mar, dijera Luis E. Aute.